
Ilustración: Luigi Lucarelli
Don Pepe y Doña Fina vivían juntos y felices desde ya nadie era capaz de recordar cuándo, pero debía de hacer muchísimo tiempo, porque casi todas las fotos de su álbum de recuerdos eran en blanco y negro.
Los dos ancianitos formaban un matrimonio perfecto y en su pueblo eran famosos por lo mucho que se querían y por lo bien que se llevaban. Ambos eran, como se suele decir, un matrimonio muy bien avenido.
Una fría tarde de invierno, estaban los dos acurrucados bajo la mantita azul de cuadros que compartían, sentados en el sofá de terciopelo verde que colocaban frente a la chimenea del salón cuando empezaban los primeros fríos. Contemplaban, medio adormecidos, el chisporroteo de la chimenea cuando Don Pepe, de repente, abrió mucho los ojos y, muy excitado, se dirigió a su esposa:
—Fina de mi vida, ¡mañana es nuestro aniversario de boda! En un día tan señalado y especial, no puede faltarnos tu rico bizcocho, dulce y calentito, para celebrarlo.
—Pepe de mi alma, ¡es verdad! ¡Mañana es nuestro aniversario! ¡No puede faltar mi bizcocho!
—¿Harás ese bizcocho tan rico que solo tú sabes hacer?
—¡Ay, Pepe!, con gusto te lo haría, pero el caso es que no queda ni una pizca de harina.
—¿Harina? ¡No hay problema! ¡Ahora mismo voy a comprar harina!
Y dicho y hecho. Se sacó el batín, se calzó sus botas, se abotonó el abrigo, se caló el sombrero, cogió su bastón y se dirigió a la panadería.
Con el paquete de la mejor harina bajo el brazo, regresó rápidamente a su casa.
—¡Finaaaaaaaaaaaaa, mi amor! Aquí traigo harina para que hagas tu bizcocho, dulce y calentito, para celebrar nuestro aniversario.
—Pepe, ¡qué bien que has traído la harina! Con gusto te haría el bizcocho que me pides, pero el caso es que tampoco queda azúcar.
—¿Azúcar? ¡No hay problema! ¡Ahora mismo voy a comprar azúcar!
Y dicho y hecho. Se sacó el batín, se calzó sus botas, se abotonó el abrigo, se caló el sombrero, cogió su bastón y se dirigió al supermercado.
Con la bolsa del azúcar más refinado bajo el brazo, regreso rápidamente a su casa.
—¡Finaaaaaaaaaaaaa, mi amor! Aquí traigo azúcar para que hagas tu bizcocho, dulce y calentito, para celebrar nuestro aniversario.
—Pepe, ¡qué bien que has traído el azúcar! Con gusto te haría el bizcocho que me pides, pero el caso es que no queda ni un solo huevo.
—¿Huevos? ¡No hay problema! ¡Ahora mismo voy a comprar huevos!
Y dicho y hecho. Se sacó el batín, se calzó sus botas, se abotonó el abrigo, se caló el sombrero, cogió su bastón y se dirigió a la huevería.
Con los huevos más gordos y frescos bajo el brazo, regreso rápidamente a su casa.
—¡Finaaaaaaaaaaaaa, mi amor! Aquí traigo huevos para que hagas tu bizcocho, dulce y calentito, para celebrar nuestro aniversario.
—Pepe, ¡qué bien que has traído los huevos! Con gusto te haría el bizcocho que me pides, pero el caso es que tampoco queda ni una pizca de levadura.
—¿Levadura? ¡No hay problema! ¡Ahora mismo voy a comprar levadura!
Y dicho y hecho. Se sacó el batín, se calzó sus botas, se abotonó el abrigo, se caló el sombrero, cogió su bastón y se dirigió a la tienda de la esquina.
Con la levadura bajo el brazo, regreso rápidamente a su casa.
—¡Finaaaaaaaaaaaaa, mi amor! Aquí traigo levadura para que hagas tu bizcocho, dulce y calentito, para celebrar nuestro aniversario.
—Pepe, ¡qué bien que has traído la levadura! Con gusto te haría el bizcocho que me pides, pero con tanto viaje arriba y abajo estoy completamente agotada y, como ya se ha hecho muy tarde, ahora mismo me voy a la cama. ¡Mañana será otro día! ¡Que tengas muy buena noche!
—¿Agotada? ¡No hay problema! ¡Tú vete a dormir, que yo ya me encargo de todo!
Y dicho y hecho. Se sacó el batín, se puso un largo delantal, entró en la cocina y allí se puso a amasar la harina, junto a los huevos, la levadura y el azúcar. Después, puso la masa a hornear.
A la mañana siguiente, el bizcocho estaba listo. Don Pepe lo colocó en una bandeja, junto a dos cafés recién hechos, y se dirigió al dormitorio.
—¡Finaaaaaaaaaaaaa, mi amor! ¡Muy buenos días! Abre los ojos, esposa de mi alma!, que aquí traigo tu bizcocho recién salido del horno, dulce y calentito, para celebrar nuestro aniversario.
—Pepe, de mi corazón, ¡feliz aniversario!
Y muy juntitos, arrebujados bajo las mantas, Don Pepe y Doña Fina, disfrutaron de un suculento desayuno para celebrar su aniversario. Tal y como debe hacerlo un matrimonio muy bien avenido.
FIN
Receta del bizcocho de Doña Fina:
Ingredientes:
- 400g de harina
- 320g de azúcar
- 4 huevos
- Un sobre de levadura
- Separar las yemas de las claras de los huevos y batir muy bien las yemas. Seguidamente, incorporar, poco a poco, el azúcar, hasta conseguir una masa sin grumos.
- Mezclar bien la harina con la levadura y unirlo a la masa anterior, sin parar de remover, para que el bizcocho quede bien esponjoso.
- Batir las claras del huevo a punto de nieve, en un recipiente aparte, y añadirlas, muy despacio, a la masa anterior.
- Colocar el bizcocho en el horno, previamente precalentado a 180º, y dejar hornear entre 40 y 45 minutos.
- Pasado ese tiempo, entreabrir el horno durante 10 minutos para que el aire frío entre poco a poco. De este modo, evitaremos que la masa baje de golpe a causa de la diferencia brusca de temperatura. Pasados los diez minutos, se saca del horno y se deja enfriar, a ser posible sobre una rejilla.
- ¡A comer! y ¡Buen provecho!
Vaya mala baba. Le podría haber dicho a la primera todos los ingredientes y que no quería hacérselo… Besitos
😀 😀 😀 😀 Intentaba ser cariñosa y no enviarlo a freír espárragos. Las excusas suelen ser una forma de decir que no sin herir la sensibilidad ajena. Lo que es seguro es que con tanto viaje, ¡seguro que se le ha abierto el apetito y su pastel se lo comerá más a gusto! 😀 😀 😀 😀
¿No es una obra de arte? Tomo muy buena nota, ya sabía que algo me faltaba.
😀 😀 😀 Vigila qué le pones al pastel. ¡Solo esos ingredientes!
Me gusta mucho tu cuento, el bizcocho y la pareja. Gracias por visitar ya eludir el blog. Bienvenida. Un saludo
¡Gracias a ti! 🙂 Nos leemos 🙂 ¡Un abrazo grande!
Jajaja… menudos viajes que se pegó Don Pepe… sí que hay que amar a alguien como para eso 😀
Saludos desde Ecuador.
😀 😀 😀 Donovan, ya sabes que dicen que el amor es ciego y parece que ellos, tan viejecitos, ya tienen la vista algo gastada.
Un abrazo de 9.249,27 kilómetros (Barcelona-Quito).
¡Feliz fin de semana!
Ya sabía que algun truco tenía que haber tantos años de matrimonio…. Que bonito! y me ha encantado la ilustración, que tierna!
¡El bizcocho, Mónica! 😀 😀 😀 😀 Solo se tiene que saber hacer un buen bizcocho.
La ilustración es preciosa 🙂
¡Un abrazo y gracias por visitarnos!
Cuando he empezado a leer el cuento he pensado inmediatamente en este otro:
http://victoriamonera.blogspot.com.es/2013/05/15-dias-15-cuentos-cuento-de-horror.html
Después me he dado cuenta de que el tuyo tenía «mejor corazón». Me ha encantado… y me he reído!!! Enhorabuena.
😀 😀 😀 Victoria, la tuya es la versión para la franja horaria nocturna. ¡Un abrazo!
Ayyyyy, más Pepes necesitamos en nuestra vida! 🙂
Muy chulo el cuento!!!
😀 😀 ¡Seguro que cuando lo hicieron, rompieron el molde, Mercè!
Que paciencia… y luego se queda sin bizcocho, eso es amor y lo demás son tonterías, jajajaja. Saludos.
😀 😀 😀 ¡Si es que Don Pepe es más bueno y más dulce que su bizcocho! Un abrazo, Carmen.
Entrañable pareja.
Un abrazo.
¡Son un amor! 🙂 En el dibujo, están más comestibles que su bizcocho ¡para comérselos! 😀 😀 😀
¡Un abrazo, Isabel!
¡Hermoso! Me encanta 🙂
🙂 Estamos muy contentos de que te haya gustado el cuento, Vero. ¡Un abrazo dulce de bizcocho! 😉
Qué bonito cuento de amor incondicional de ese hombre a esa mujer!! Así sí se puede vivir una larga y buena vida feliz con tu pareja.
Ainssss… qué bonito!
Un saludo!!
Estos son los amores de después de «fueron felices… ¡¡y comieron bizcochos!! 😀 😀 La dulzura siempre hace más linda la vida. ¡un abrazo, Ángela!
jajaja me ha encantado, pero yo habría mandado salir otra vez a Pepe para comprar chocolate, y añadirlo en el bizcocho ¡qué rico! jajaja
Felíz día!!
Un beso
😀 😀 😀 😀 ¡¡Marisa!! ¡Qué mala eres! ¡Pobrecita Fina, si ya estaba agotada! Solo hubiera faltado el chocolate 😀 😀 😀 😀
Job debería llamarse el pobre Pepe, hay que ver qué paciencia!!!! Toda una lección de amor incondicional, poque en los gestos del día a día es dónde se demuestra cómo es de grande!!…….y me apunto a probar el bizcocho!!
Es que Fina, después de tantos años de hacer bizcocho para el aniversario ya debía estar hartita. También ella tiene paciencia, no creas, por no decirle: «Mira, Pepe, el bizcocho que te lo haga Rita» la pobre le va dando largas 😀 😀 😀 😀
La verdad es que los dos tienen paciencia y, sobre todo, se quieren mucho, mucho.
Don Pepe es un solete totalmente enamorado de Doña Fina…qué bonito!
🙂 Sí Carol, yo creo lo mismo, Si uno llega a viejecito con un amor así al lado, vale la pena.
El amor que siempre debería perdurar…
Gracias por tan bella historia!
Un amor sin grandes fuegos artificiales, pero con el fuego del hogar y el calor de unas buenas mantitas. La vida y la felicidad son más sencillas de lo que muchas veces creemos. ¡Gracias por pasarte Toni! Sabemos que ahora estás en plena campaña de trufas y con muuuuuuchoooooooooo trabajo 🙂 ¡¡Un abrazo!!
Me encanta este Pepe! Sabe como conseguir mantener un amor durante toda la vida.
Ver estas parejas mayores de la mano y dirigiéndose sonrisas, es una dulzura.
Besos de martes de cuento…
Nos pasa lo mismo que a ti, María, es precioso ver que hay amores que están por encima del tiempo 🙂
¡Un abrazo!
¡Qué bonito el cuento de este martes!:D Es adorable este matrimonio, un claro ejemplo de lo que es el amor verdadero. Me ha recordado un poquito a Carl y Ellie de la película de dibujos animados «Up». Tengo que probar a hacer ese rico, dulce y calentito bizcocho de Doña Fina.:p
¡Un beso!
¡Ay! ¡qué película tan preciosa! 🙂 Es verdad que podrían ser ellos 😀 😀 😀
Nosotros probamos de hacer el bizcocho pero, aunque quedó dulce y calentito, no nos quedó esponjoso 🙁
Si te queda bien, ya nos lo dirás 🙂
¡El bizcocho de Fina… que hace Pepe! ¿Sabes dónde consigo un Pepe así? 😉 😀 😀 😀
¡Un beso!
😀 😀 😀 Creemos que queda uno disecado en el museo entomológico. Entre un ejemplar de Anaglyptus mysticus y una pareja de Megacephala euphratica.
Muy bonito el cuento, la lástima que esos amores tan hermosos, ya no existen, ni hay hombres aue tengan tantísima paciencia.Hasta el martes que espero otro delicioso cuento.
La paciencia, cada vez más, es un valor devaluado. Todo lo queremos ya y ahora; nos llamemos Pepe o Fina 🙁
Por eso nos gustan tanto los cuentos porque, al leerlos, frenamos por un momento nuestra loca carrera diaria y volvemos a mirar el mundo con los ojos de la infancia.
Un beso, Rosa y aunque ese Pepe sea un “príncipe azul”, no dejes de insistir, que los cuentos se convierten en realidad algunas veces 🙂 ¡Feliz semana!
Admiro su forma de escribir, algún día espero escribir así
.
¡¡Vaya halago, exudus999!! Eso merece un trozo extra de ese bizcocho. ¡¡un abrazo grande!!
Las hay listas…una crak doña Fina. Y don Pepe me recuerda a un tío mío que era así de buenísimo y también se llamaba Pepe. Saludos
😀 😀 😀 😀 Los Pepe, no sé yo porqué, siempre son de muy buena pasta. Yo también conozco a dos más buenos que el pan, ¿será por eso que elegí ese nombre? ¡Un abrazo!
Creo que voy a desayunar otra vez 😀
¿Te apetece un trocito de ese bizcocho? 🙂 ¡Estás invitada!
¡Síiiii! Si hay bizcocho desayuno las veces que haga falta 😀
Mmm y uno con hambre
😀 😀 ¡Sobre todo si te traen a la cama el desayuno!
Es cierto mmm
¡Pura dulzura!
El amor es lo que tiene, Loretta. ¡Y los bizcochos más! 😀 😀
Sí, así es 😀