
Ilustración: marciojlima
Érase una vez un sapo que estaba tranquilamente en su charca croando bajo la luz de la luna, cuando se le acercó su nuevo vecino, un ratón que acababa de trasladarse a una lujosa madriguera cercana, y le dijo:
—¡Buenas noches, señor Sapo! ¡Ya está bien de dar la lata! ¡No puedo pegar ojo! ¿Por qué no se va usted con la música a otra parte!
El señor Sapo dejó de cantar y observó largamente al ratón en silencio con sus ojillos saltones. Luego replicó:
—Siempre he croado en esta charca, señor Ratón. ¿No será que tiene usted envidia porque es incapaz de cantar tan melodiosamente como yo?
—¿Melodiosamente? ¡Ja! Afortunadamente no soy capaz de cantar tan mal como usted pero, a cambio, puedo correr y saltar a la perfección y hacer muy bien otras muchas cosas que usted es incapaz de hacer porque es demasiado torpe y vulgar —repuso el ratón desdeñosamente.
Y dicho esto, sin esperar respuesta, le dio la espalda al señor Sapo y regresó a su gran casa con la cabeza muy alta y con una sonrisa de oreja a oreja.
El señor Sapo, dolido, quería vengarse del desprecio del señor Ratón y estuvo reflexionando largo rato hasta que, al fin, se le ocurrió una idea.
Se dirigió a la entrada de la casa del señor Ratón y empezó de nuevo a cantar. Esta vez croaba aún más fuerte que antes y desentonando aún más.
El señor Ratón, fuera de sí, salió dispuesto a hacer callar a tortazos al sapo cantante que perturbaba su descanso, pero este lo contuvo diciendo:
—Querido vecino, a golpes no se arregla nada, ¿qué le parece si solucionamos esto con una carrera?
A punto estuvo de desternillarse de risa el señor Ratón al oír la propuesta del sapo.
Pero el señor Sapo, golpeándose el pecho, exclamó:
—¡No se ría tanto! ¿Qué apostamos a que corro yo más por debajo de la tierra que usted por encima?
—Me apuesto lo que quiera. Es más, tan seguro estoy que me apuesto mi confortable madriguera contra su inmunda charca. Si gano yo, usted se larga con viento fresco bien lejos, a croar a otro lugar y me deja tranquilo. Si gana usted, puede tomar posesión de mi mansión y seré yo el que me marcharé a dar la vuelta al mundo.
—¡De acuerdo! —respondió el señor Sapo.
—Quedamos así entonces. Empezaremos la carrera cuando salga el sol.
El señor Sapo regresó a su charca y gritó:
—¡Señora Sapo, ven, por favor, tengo que hablar contigo!
La señora Sapo acudió para ver qué quería su marido.
—Señora Sapo —le dijo—, he desafiado a correr al señor Ratón.
—¿¿¡¡Al señor Ratón…!!?? Pero, pero…
—Si señora, al mismísimo señor Ratón. Pero tú tranquila, que tengo un buen plan. Mañana al amanecer correremos la carrera, yo ganaré y nos podremos quedar con su casa y croar toda la noche si nos apetece. Haremos esto: tú irás, al otro lado de la colina y te meterás en un agujero, cuando oigas llegar al señor Ratón, sacas la cabeza y gritas: “¡Ya estoy aquí!” No dejes de hacer esto hasta que yo vaya a buscarte.
Poco antes del amanecer, la señora Sapo se puso en movimiento para seguir el plan y el señor Sapo se dirigió a casa del señor Ratón, hizo un agujero junto a la puerta y cuando hubo terminado se tendió junto a él a dormir.
Al salir el sol, salió el señor Ratón frotándose los ojos y al ver al señor Sapo que estaba roncando sonoramente junto a su puerta lo despertó:
—¡Arriba, holgazán! ¿Empezamos a correr o ya se ha arrepentido?
—¡Nada de eso! ¡Cuando usted guste!
Se colocaron uno junto al otro y al tercer ¡croac! del señor Sapo emprendieron la carrera. El señor Ratón empezó a correr a tal velocidad que parecía que volaba y sus patitas casi ni rozaban el suelo. El señor Sapo se metió tranquilamente en el agujero que había hecho.
Estaba ya llegando el señor Ratón a la cima de la colina, cuando la señora Sapo lo oyó y sacó su cabeza por el agujero:
—¡Ya estoy aquí!
El señor Ratón se quedó asombrado, pero no sospechó el engaño, pues los ratones son muy despistados. Aunque también es cierto que no hay nada que se parezca tanto a un señor Sapo como una señora Sapo.
—¡Esto parece cosa de magia! —murmuró el señor Ratón— ¡Veamos si puede volver a hacerlo!
Y corriendo aún más si cabe, emprendió el camino de regreso diciendo:
—¡Sígame si puede!
Cuando estaba a punto de llegar a su casa, el señor Sapo asomó, la cabeza y dijo:
—¡Ya estoy aquí!
El señor Ratón estuvo a punto de enloquecer de rabia.
—¡Descansemos cinco minutos y después correremos otra vez! —murmuró casi sin aliento.
—Como usted quiera, estimado amigo —respondió el señor Sapo con tono indolente.
Y se puso a croar con una malévola sonrisita en la boca.
Al cabo de un rato de descanso, el airado ratón le dijo al señor Sapo:
—¿Preparado?
—Sí, sí. Empiece usted a correr cuando guste. Total, llegaré yo antes.
La carrera del señor Ratón solo era comparable a la de la liebre contra la tortuga. Corría tan veloz, que ni su color se adivinaba.
Le faltaban apenas dos pasos para llegar a la meta cuando la señora Sapo, sacando la cabeza de su agujero, gritó:
—¿¡¡Pero qué ha estado haciendo por el camino!!? ¡Hace rato que estoy esperando!
Sin parar siquiera, el ratón dio la vuelta para regresar al punto de partida a una velocidad vertiginosa, pero cuando aún le faltaban cuatro o cinco pasos, llegó hasta él el croar del señor Sapo, que al verlo le dijo:
—¡Por fin! Estaba ya tan aburrido de esperar, que me he puesto a cantar para pasar el rato.
Cubierto de sudor, con el rabo entre las piernas, jadeando y fatigado, el señor Ratón se dio media vuelta y, sin decir nada, se marchó a dar la vuelta al mundo.
El señor Sapo fue a buscar a la señora Sapo y ambos tomaron posesión de la mansión del ratón, junto a la gran charca.
Y aunque aquella noche los dos, muy felices, croaron a coro sin parar, siempre es…
Mejor no apostar
Vivía en una laguna
tranquilamente aquel sapo;
tan apacible y tan guapo
vestidito de aceituna.
Cantaba bajo la luna…
Hasta que llegó un ratón
muy altivo y corretón…
Hicieron una propuesta
y el sapo ganó la apuesta
con sabia imaginación.
Colaboró la sapita
esposa del señor sapo;
y la trampa fue un sopapo
de astucia jamás escrita.
El ratón se debilita
y el sapo le solicita
que repita, que repita
su corre-vuela aventura…
Nadie vence a la postura
que un acuerdo facilita.
FIN
Que buen cuento, que dos cabezotas jejeje me quedo con la picaresca del sapo, el pobre ratón enfadado así no puede vivir y seguro que viajando esta mejor, encuentra una ratoncita preciosa y se relaja xDD
Los comentarios son fabulosos me lo he pasado genial besitosss desde mi cocinita xDD
😀 😀 😀 Yo creo que el viaje del ratón da para una segunda parte y con los comentarios, ¡¡hasta podríamos hacer una enciclopedia!! 😀 😀 😀 ¡¡Un abrazo, Maribel!!
Después de leer el cuento y los comentarios (que son igual de buenos que el cuento) me quito el sombrero ante ti.
😀 😀 😀 Gracias, Tejas. La verdad es que los comentarios son lo mejor de un blog. ¡Estamos de acuerdo contigo! ¡Un abrazo!
Pues yo pienso que este cuento nos habla de la convivencia. Y vaya tema tenemos! Está claro que el ratón es un poco plasta y el sapo, algo liante. Así que yo los enviaría a los dos «al rincón de pensar» que falta les hace.
Eso sí, me ha encantado el cuento, la imaginación del sapo y esa décima tan bonita para terminar.
Un abrazo de jueves.
😀 😀 😀 María, solo de imaginar en el rincón de pensar a los dos, ya me río. Los dos deberían meditar que ni uno puede hacer en su casa lo que quiere, porque puede llegar a molestar; ni el otro puede menospreciar a los demás creyéndose superior. Pero, como tú dices, la convivencia, más cuando no une el cariño (se suele ser más tolerante entonces), es muy difícil. ¡Pero no por ello dejaremos de intentar ser un poco más empáticos! 🙂 ¡Abrazos de viernes! 😉
El caso es que el mundo está lleno de sapos y ratones. Incluso nosotros mismos podemos ser sapo o ratón, depende de las circunstancias.
Un poco altaneros los dos. Como se han puesto a discutir casi desde el principio, ya ni el uno ni el otro tenían claros sus objetivos. Viva el diálogo!!
¡Sí señora! Todos tenemos de sapos y ratones y, en ocasiones, el diálogo más difícil de tener es con nosotros mismos para conseguir equilibrar nuestras grandes contradicciones 🙂 Seguiremos intentando el diálogo, con nosotros y con los demás, la única forma de que las cosas vayan bien. ¡Un abrazo, Natalia!
Me ha encantado. Pero mi defendido, el señor Ratón, a vista de este cuento ha decidido impugnar el resultado.
Pues proceda, Señor Magistrado, a preparar el pliego de descargo que, una vez redactado, deberá usted presentar por quintuplicado en la margarita nº 12, situada en el quinto pino de las oficinas centrales de las “Causas injustiplicadas (injustamente aplicadas)” para que Don Plumate Capirote, cuervo juez, proceda a valorar sus razones.
Entretanto, quedamos a su entera disposición para cualquier otra consulta que desee usted efectuar.
Atentamente.
Fdo: Hormigas jurídicas de Isla Imaginada.
Protesto, y además con indignación, que el asunto haya caído, en reparto, en las manos, o mejor dicho, en las garras de don Plumate Capirote, conocido amigo del acusado, y compañero de juergas.
En ese caso, puede proceder a refutar la elección del Magistrado, pero no sé si le conviene, porque la cosa se va a retrasar bastante y es posible que para entonces su defendido, el señor Ratón ya esté de vuelta. Pero si insiste, puede pasar por la ventanilla 2 y rellenar el formulario bicolor por triplicado. Después se archivara en las marismas para que las percas decidan 😉
La informática me ha jugado una mala pasada (o quizás el ratón enfadado por haber perdido su casa) y mi comentario de ayer noche no ha salido publicado…
Me gustan los martes desde que existe Martes de cuento.
Una bonita historia que nos demuestra que la inteligencia es mejor que la fuerza.
¡¡Ya te echábamos de menos, Toni!!
😀 😀 😀 Seguro que el ratón ha sido el responsable. ¡Un abrazo!
Me cuenta mi primo que está leyendo vuestros comentarios y que le encantan. Nunca pensó que se podía sacar tanto jugo de esta historia.
Por su parte, sigue viajando por el mundo y ya hablará con #Martes por si quiere publicar algo de ello.
😀 😀 😀 ¡¡Dale recuerdos a tu primo!! Dile que se de una vuelta también por Isla Imaginada, que hablaremos sobre sus aventuras 😉
Buena idea lo de la Isla Imaginada!!! Tenemos que organizar algo sobre ella para el próximo puente. 🙂
😀 😀 😀
Azorín es esto:
«Desde lo alto se divisa la ciudad y toda la campiña. Por el horizonte ha aparecido una manchita negra. Se remueve, levanta una tenue polvareda, avanza. Un tropel de escuderos, lacayos y pajes es, que acompaña a un noble señor.»
Y esto:
«Nuestro atraso cultural se evidencia cuando nos comparamos con otras naciones. Aún no se han impuesto aquí con toda fuerza el derecho, la libertad, el deber. La tierra clásica del honor es la tierra de la arbitrariedad: en política, en el caciquismo deshonroso; en literatura, el elogio interesado y la censura rencorosa.»
Y dónde nació, murió o los títulos de lo que escribió, es secundario 😉
Por lo menos ahora se que coincido con sus pensamientos. Serías una gran profesora de literatura.
🙂
Ha quedado fenomenal, el cuento, las décimas de Julie y los comentarios,jajaja
No te quejarás Martes de cuento!!
Un abrazo
¡Nooooooooooooo! ¡al contrario! Estoy más feliz que unas pascuas, que agosto, ha sido mú malito para el blog y estaba un poco ¡plof! 😀 😀 😀 Todo esto me da ánimos renovados 🙂
No estaría mal colocar esa décima que han compuesto al final del cuento. Como las fábulas tradicionales, con el pareado para cerrarlas.
Pues es verdad que quedaría genial, Victoria. Así que haremos caso de tu consejo de experta en literatura y lengua españolas y la incluimos 🙂
¡Un abrazo y gracias por tu magnífica aportación! ¡Vaya aprieto! Hoy todos vuestros comentarios merecen premio 😀 😀
No sé si me gustaría mucho tener vecinos como los señores sapos. No sólo ponen la música alta si no que además te toman el pelo y te echan de tu casa. Aunque el ratón era muy impertinente. Tampoco quiero un vecino así. Mi lectura particular es que la convivencia vecinal es complicadilla.
¡Uf, Eva!, tener vecinos ruidosos es una de las peores cosas que le puede pasar a alguien aunque, en este caso, al menos, el señor Sapo no hace como la mayoría de malos vecinos, que pasan de todo, sino que intenta buscar una solución, aunque haciendo trampas. Tu lectura es muy acertada: la convivencia es muy difícil porque todos queremos tener la razón y las aficiones ruidosas suelen chocar con las aficiones silenciosas. Malos vecinos hubieran sido Montserrat Caballé y Borges 😀 😀 😀
Jajaja, el ejemplo es muy bueno, muy de tu estilo irónico a la par que culto. Yo he tenido vecinos sapos por arriba y vecinos ratones por abajo. Para los sapos éramos ratones y para los ratones sapos 🙂
Sensi ha dejado todas las lecturas posibles, así que no tengo nada que aportar. De hecho, porque no puedo recomentar su comentario, jejeje. Yo le he dado mi voto para que gane a mejor comentario de la semana. De todas formas, no creo que la distancia fuera muy grande, porque tanto correr y cada vez más rápido… Gran cuento, martes. Precioso. Como siempre. Gracias por acercárnoslo. Besitos.
Sensi hoy se ha superado, se nota que los dos mesazos de vacaciones le han sentado de maravilla, porque además del súper comentario, nos ha hecho reír con su entrada de hoy 😀 😀 😀
Sois dos grandes las dos. Qué honor que me sigáis y me comentéis con asiduidad
😀 😀 😀 😀 Ya sabes, Oscar, que eso de «grandes»… ¡Un abrazo y nos vemos por cualquier blog!
Grande y alta sabes que no es lo mismo… 🙂
Ya, pero ¿y lo divertido que es decírtelo? 😀 😀 Seguro que has dado vueltas para evitar la palabra «de altura» 😀
Lo importante es que nos riamos con ello, je je. No suelo usar esa expresión. Si alguien es como tú, en vez de decir que es una persona de altura suelo decir que se trata de una persona maravillosa, fantástica, genial, fabulosa, increíble, admirable, excelente, especial, asombrosa, extraordinaria, con una imaginación envidiable, una sensacional forma de transmitir y que consigue que todos viajemos a mundos soñados todas las semanas. O también grande, que da más juego con los que se auto describen como bajitos 😉
Mmmmm… En estos casos, cuando uno no sabe exactamente qué decir… lo mejor es decir lo que aconseja Mary Poppins… ¡¡Supercalifragilisticoespialidoso!! 😀 😀 😀 😀
Tres o cuatro abrazos a repartir en este miércoles, Oscar.
Debe de ser de las pocas veces que te pase. 🙂 Otro montón también para ti martes
😀 😀 😀 ¡cierto, cierto! Pero es infinitamente más difícil contestar a las cosas buenas que a las malas y ya sabes, uno siempre se ve distinto. Pero gracias, Oscar, es muy agradable saber que las personas te aprecian, aunque sea con una pantalla por medio.
Ya se sabe en otras cosas, a veces más vale ser listo que inteligente (que no es lo mismo), y el sapo aqui demostró que era más listo que el ratón!!!! muy bueno y siempre con moraleja… gracias y hasta el martes que viene que siempre nos ayudas a empezar el día con más ánimos!
Tan cierto como que hay sol, que ser listo no equivale a ser inteligente 😀 😀 😀 ¡Qué bien, Rosa, que estos cuentos aporten alegría y vitaminas al alma para afrontar el martes! ¡Un abrazo grande!
No siempre comento los cuentos, que me encantan, y el de hoy también, y mucho.
Ahí de dejo una décima que me inspiraste… :)))
Apuéstate algo!
Vivía en una laguna
tranquilamente aquel sapo;
tan apacible y tan guapo
vestidito de aceituna.
Cantaba bajo la luna…
Hasta que llegó un ratón
muy altivo y corretón.
Se batieron en apuesta
y el sapo, le dio respuesta
con sabia imaginación.
Un abrazo, Julie
Mejor no apostar
Vivía en una laguna
tranquilamente aquel sapo;
tan apacible y tan guapo
vestidito de aceituna.
Cantaba bajo la luna…
Hasta que llegó un ratón
muy altivo y corretón…
Hicieron una propuesta
y el sapo ganó la apuesta
con sabia imaginación.
– – – – –
Colaboró la sapita
esposa del señor sapo;
y la trampa fue un sopapo
de astucia jamás escrita.
El ratón se debilita
y el sapo le solicita
que repita, que repita
su corre-vuela aventura…
Nadie vence a la postura
que un acuerdo facilita.
Como ves, le estuve dando vueltas al cuento… jajajaja. Me encantó. Besos.
Y como un aplauso y un abrazo nos parecen poco, además, hemos añadido tu maravillosa composición en nuestro rincón poético 🙂 ¡¡Gracias, Julie!! Y a ver si te gusta cómo ha quedado 🙂
https://martesdcuento.wordpress.com/cualquier-dia-poesia/mejor-no-apostar/
Gracias a vosotros. Me ha encantado y aunque todo fue improvisado, lo disfruté horrores. Besos.
🙂 Estamos contentos con los cambios. ¡Han quedado de maravilla! ¡Un abrazo, Julie!
Creo que en la última cambié la rima, pero el sapo fue el culpable :)))
Pues cualquier arreglillo que quieras hacer, me lo comentas y lo hago en un periquete 😉 Eso es lo bueno de publicar «de estar por casa» que quitas y poner a tu antojo. O como he leído hoy en un blog amigo “Mejor hecho que perfecto, ya corregiré el defecto.”
Jajajaja, Lo espontáneo es subcutáneo, y es mejor dejarlo tal cual. Me encanta lo que has leído hoy, estoy de acuerdo y sí… mejor hecho que deshecho… Besos.
¡¡Madre mía, Julie!! 😀 😀 😀 ¡¡Eso merece otro premio!! Señoras y señores, para el comentario más original de todos, este aplauso:
http://2.bp.blogspot.com/-h29RfnD4XyU/UY05sabEYxI/AAAAAAAABD4/XbZrkaxU33E/s1600/aplausos.jpg
Un abrazo, Julie.
No exageres… Hummm, el premio es vuestros cuentos que nos inspiran y hacen sonreír… Besos. Gracias por el aplauso… :)))
¿Exagerar? ¡Pues yo no hago una décima ni en siete días! Dos ya ni te digo… 😀 😀 😀
Genial Julie!! Me uno al aplauso,jajaja
Gracias Marisa!
Este cuento tiene muchas interpretaciones. Por un lado nos enseña a salirnos con la nuestra utilizando el engaño si hace falta, o quizás nos enseña a dar una lección a señores impertinentes y poco sociales, o quizás nos quiera decir que hay que buscarse la vida para encontrar la justicia, o que más vale maña que fuerza.
Me quedo con la lección de que la picaresca es un herramienta muy útil para obtener resultados.
Un cuento muy interesante, no sabía cómo iba a terminar hasta que he leído FIN.
Espero que el ratón, después de terminar la vuelta al mundo, no decida instalarse en mi casa. Los ratones son monos, pero solo en los cuentos.
Bueno, bueno, Sensi, porque no soy tu profesora de literatura, pero ¡te mereces un 12! Vaya análisis detallado de todas las posibles lecturas del cuento ¡Alucinada me has dejado! 🙂
Es fantástico y fascinante que un texto pueda aportarnos tantas cosas y tan distintas, por eso cada lector, en cada época de su vida, puede encontrar distintas respuestas y sentidos a lo que lee. Y por eso, también, en una reunión de lectores, en un foro o en los aparentemente simples comentarios de los blogs, al poner en común lo que vemos en el texto, no solo nos enriquecemos nosotros al poner en marcha el pensamiento, sino que que enriquecemos a los demás, porque abrimos nuevas perspectivas de lectura. 🙂
Vamos a pensar en instituir el premio semanal al mejor comentario (el que más «me gusta» tenga en martes de los demás comentaristas, por ejemplo), porque quizá hoy debería ser para ti 🙂 ¡Abrazos!
http://1.bp.blogspot.com/-CfdfOXC2zrk/TXn3sFZlF5I/AAAAAAAAEHc/czqF4IyBnLw/s1600/SCAN_1_5.gif
Mira que te gusta dar premios. Seguro que más de uno ha pensado lo mismo que yo al leer el cuento, pero muchas gracias por este comentario tan halagador.
Por lo pronto me voy a quedar con mi nota. La literatura nunca se me dio muy bien, había que retener muchos nombre y fechas y siempre los mezclaba, pero la lengua me encantaba. La lengua me recuerda a las matemáticas. Escribir un texto es simplemente asociar palabras, las puedes sumar, las puedes restar, multiplicar, enumerar, en fin, es un juego muy divertido.
A ti se te da muy bien esto de reunir palabras.
Me encanta dar premios 🙂 ¡Son estupendos! 😀 😀 😀
Y aquí, lo que cuenta es que has sido la primera en hacer un análisis completo 😉 Mira Oscar, por llegar tarde no ha podido aportar y ha tenido que copiarte a ti.
En cuanto a tu comentario sobre la literatura, ¡snif! me pone muy, muy pero que muy triste. Porque la literatura no debería ser fechas y nombres, sino puro goce de leer, entender y crecer con las letras. 🙁
En el fondo al ratón le hicieron un favor, lo sacaron de su zona de confort y lo enviaron a vivir experiencias alrededor del mundo 🙂
¡Pues mira que yo pensé algo parecido! Aunque no sé por qué, con eso de que tiene una mansión, me parece que este es de los ratones que viajan en business 😀 😀 😀
Ese era un primo mío que es muy despistado. Todo el mundo sabe que las señoras Sapo son mucho más grandes que los señores Sapo. 😀
😀 😀 😀 😀 Además de despistado, tal vez era también un poco coqueto y no quería ponerse gafas, de ahí que no viera la diferencia.
Gracias, me has sacado una sonrisa 😀
😀 😀 ¿Te recordó algún vecino? Un abrazo, Mr. Dragón 😉
Muchisimas Gracias por la entrega de este nuevo cuento. Lo quiero leer en profundidad para hacer un comentario que lo enriquezca.
Un abrazo grande como tu corazon que entrega tanto amor mediante las letras de los cuentos y cada uno de tus comentarios, querida Martes de Cuentos.
Pat
¡Qué bien, Pat! Tus comentarios siempre enriquecen los cuentos porque aportan nuevos puntos de vista. ¡Un abrazo bien grande!