
Ilustración: Werner Klemke
Hace mucho, mucho tiempo, cuando en cada casa había una rueca para poder confeccionar ropa, vivió una niña a la que no le gustaba hilar. Ya podía repetirle su madre que era una actividad muy útil, que no había forma de que ella se aficionara. Un día, la mujer, cansada de repetirle a su hija siempre lo mismo, perdió la paciencia de tal forma, que empezó a gritarle y la chica se puso a llorar y a lamentarse a pleno pulmón:
—¡Buaaaaaaaaaaaa! ¡Buaaaaaaaaaaaaa! ¡Tú siempre con la ruecaaaaaaaa!
Justo en aquel momento, pasaba cerca de allí la Reina, que al oír los lamentos ordenó detener su carroza, entró en la casa y preguntó a la madre por qué increpaba de aquel modo a su hija, pues sus gritos se oían desde lejos, y cuál era el motivo del llanto de la joven. Avergonzada de su comportamiento, la mujer respondió:
—Majestad, no puedo apartarla de la rueca. Se pasa la vida hilando, pero soy muy pobre y no puedo comprar tanto hilo.
La Reina, con una sonrisa en los labios, contestó:
—¡Estamos de suerte! A mí no hay cosa en el mundo que me guste más que el sonido que hace la rueca al girar ¡Adoro su zumbido! ¿Qué os parece si me llevo a vuestra hija a palacio conmigo? Tengo hilo en abundancia y allí podrá hilar hasta que se canse.
La madre aceptó muy contenta la proposición y la Reina se llevó a la muchacha. Al llegar a palacio, la condujo a la torre más alta, donde había tres grandes habitaciones llenas hasta el techo de hilo de lino de la mejor calidad.
—Aquí estarás tranquila. Puedes hilar tanto como quieras que nadie te molestará. Cuando hayas terminado, y antes de darte más hilo, te casarás con mi hijo mayor. Nada me importa que seas pobre; una joven habilidosa y lista como tú lleva consigo su propia dote.
La muchacha se puso pálida, pero no dijo nada. Miraba la montaña de hilo y pensaba que aquello no había quien lo hilara. Aunque viviera trescientos años y no hiciera otra cosa desde la mañana a la noche, sería imposible acabar aquel trabajo.
Cuando se quedó sola, empezó a dar vueltas por la habitación y así se estuvo tres días, sin mover ni un dedo, mirando aquel montón de hilo y preguntándose qué haría.
Al tercer día, se presentó la Reina y se extrañó de que la muchacha aún no hubiera ni empezado a hilar, pero la joven se excusó diciendo que no había podido hacer nada todavía por la mucha pena que sentía al estar separada de su madre. La soberana se conformó con la excusa, pero le advirtió:
—Mañana, sin falta, tienes que empezar el trabajo.
Nuevamente sola, la muchacha, sin saber qué hacer ni cómo salir de aquel aprieto, se asomó a la ventana y, desde allí, vio a tres mujeres que se acercaban: uno de los pies de la primera era enorme, muy ancho y plano; el labio inferior de la segunda era tan formidable, que le caía sobre la barbilla; y el dedo pulgar de la mano derecha de la tercera parecía un colosal martillo. Las mujeres se detuvieron ante la ventana y al ver a la niña le preguntaron el porqué de su tristeza. Les contó la chiquilla sus cuitas y las mujeres le dijeron que podían ayudarla, pero con un condición:
—Si cuando te cases con el príncipe nos invitas a la boda sin avergonzarte de nosotras, nos llamas delante de todos «queridas primas» y nos sientas junto a ti en la mesa real durante el banquete, hilaremos todo este hilo para ti en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Prometido! —respondió la muchacha—. ¡Entrad y poneos a hilar ahora mismo!
Inmediatamente se pusieron manos a la obra. La primera tiraba de la hebra mientras con el pie giraba la rueda de la rueca; la segunda humedecía el hilo entre sus labios y la tercera lo retorcía con el dedo pulgar. Iban tan deprisa, que el montón de fino hilo que se amontonaba sobre el suelo era cada vez más y más alto. Cuando la chica oía que la Reina se acercaba, escondía a las hilanderas y le enseñaba el hilo ya hilado. La Reina estaba muda de asombro y se deshacía en alabanzas. No tardó en quedar listo todo el trabajo y las tres hilanderas se despidieron de la muchacha, no sin antes advertirle:
—¡Recuerda tu promesa! De ella depende tu felicidad.
Cuando la Reina vio que el trabajo había finalizado, fijó sin demora la fecha de la boda. El novio no cabía en sí de gozo, pues se casaría con una muchacha hábil, inteligente y, además, muy guapa. Feliz y contento por su matrimonio, le preguntó a la muchacha si deseaba algo especial.
—Deseo solo una cosa…—dijo la muchacha—. Tengo tres primas hilanderas a las que debo grandes favores y no quiero olvidarme de ellas en ese día tan feliz. Con tu permiso, quisiera invitarlas a la boda y para el banquete, desearía que se sentaran junto a nosotros, en nuestra mesa.
Tanto la Reina como su hijo respondieron al unísono:
—¡Naturalmente que las invitaremos! Tu familia es ahora nuestra familia.
Llegó el día de la boda y, muy puntuales, se presentaron las tres mujeres elegantemente ataviadas. La novia salió a la puerta a recibirlas:
—¡Bienvenidas, mis queridas primas!
—¡Uf! ¡Vaya con las primas hilanderas! –susurró el príncipe al verlas.
Y, dirigiéndose a la primera, la del enorme pie plano, inquirió:
—Perdona, querida prima, ¿cómo es qué tienes el pie tan grande?
—De tanto girar el torno —contestó—. De tanto girar el torno.
El príncipe, entonces, preguntó a la segunda:
—Y a ti, querida prima, ¿cómo es que te cuelga tanto el labio?
—De tanto humedecer la hebra. De tanto humedecer la hebra.
Finalmente, mirando a la tercera, dijo:
—Y tú, querida prima, ¿cómo es que tienes el pulgar como un martillo?
—De tanto torcer el hilo. De tanto torcer el hilo.
Muy asustado, el hijo de la Reina exclamó:
—En adelante, mi querida esposa jamás se volverá a acercar a una rueca.
Y con esta decisión puso fin a la pesadilla del hilado y aquella niña fue feliz para siempre.
FIN
Cómo sé ve,la suerte aparece,de la manera más afín al problema,muy bueno
La chica de este cuento nació con mucha estrella. Sus problemas se solucionan favorablemente. Realmente, hay veces que la suerte juega a favor o en contra de alguien y no puedes explicarte el por qué 😉
que cuento mas genial ….esta niña ,si que vale!!!!!!!!
😀 😀 Le ha salido perfecto: se ha librado de su madre, se casa con el príncipe y,encima, se libra de hilar. ¡Mejor imposible!
Que gusto volver a leerte!
Bien por la niña, las promesas siempre hay que cumplirlas.
Me ha encantado el cuento y las ilustraciones, preciosas.
Besetes de martes, Martes.
🙂 ¡Una alegría volver a tenerte de visita por aquí, querida María!
¡Al final consiguió lo que quería y se salió con la suya!! jajaja
En fin, como cada semana, un cuento precioso para recordar, este en concreto no lo conocía 🙂
🙂 ¡Hola, Sara! La niña del cuento parece que nació de pie 😀 😀 😀 No solo se casa con el príncipe, sino que se libra de la tortura del hilado 😉
Afortunada la niña y hasta bella! Muy bueno, todo cuento e ilustracion
lo llevo a mi face
😀 😀 😀 Esa niña es una suertuda. Ya dicen que algunos nacen con un pan bajo el brazo, pero esta nació con un pastel de chocolate 😉 ¡Gracias por compartir, querida Edda! No sabes cómo nos ayuda a crecer y a hacer llegar a más personas nuestros cuentos 😉
Me ha encantado este cuento que mi tía me contaba cuando yo era una niña… Me ha recordado que a mi no me gustaba hacer puntilla de bolillos, y me obligaban a hacerlo casi a diario, lo odiaba y terminar aquello era como encontrar a ese príncipe comprensivo y libertador o a esas primas maravillosas del cuento. También me ha encantado la ilustración de Werner Klemke. Os felicito por tan hermosos momentos de lectura. Hoy te dejo unos versos al estilo japonés…
Llanto de niña
El ruido de la rueca
gusta a la reina.
Es el misterio
de lo que no nos gusta
y nadie sabe.
Disimulamos
y la suerte nos reta
entre sus hilos.
Casualidades
facilitan el paso
a la fortuna.
Julie S.
DULZURA JULIA
🙂 Dulzura en estado puro
Muchas gracias Edda. Te mando mi abrazo grande.
😀 😀 😀 Y mira que a mí me pasa como a la Reina, que me quedo hipnotizada cuando veo a alguien hacer bolillos. Eso sí, admito que yo nunca me he decidido a aprender 😉
Con la ilustración tuve dudas, porque esta otra también me encantaba,
https://www.martesdecuento.com/wp-content/uploads/drei_spinnerinnen_felicitas_kuhn_um_1983.jpg
pero al final opté por la de Klemke porque los rasgos de las tres hilanderas eran más marcados. A veces cambio la ilustración cincuenta veces y me es muy difícil decidirme.
En cuanto a tus versos…«Delicadeza» es la palabra que mejor se adapta a ellos, tal y como tan acertadamente ha comentado Edda. En esas frases cortas, tan repletas de imágenes, laten los haikus y los jardines zen de Japón 😉
No me extraña que te cueste decidir…! Porque esta ilustración también es muy sugerente, me encantan las dos.Gracias por tus palabras que siempre aprecio mucho. Besos.
🙂 ¿Verdad que también es preciosa? ¡Me has dado la excusa perfecta para ponerla! 😀 😀 😀 ¡Un abrazo!
Pegando hebra te diré, que yo me apunto al hilado, si al final de la seda, me espera un príncipe enfundado…
😀 😀 😀 ¡Mira tú, que lista ella! Ya te veo apuntada a clases de hilado 😉
Si las da un moreno de ojos verdes, me apunto todos los días
😀 creo que ese da física cuántica, la de hilado es una dulce ancianita de pelo blanco… ¡Esa que daba clases a Gretel! 😀 😀
Ya olvide el hilado, cuantificando el momento que su físico y el mío en el altar se vayan juntando jjjjj
😀 😀 ¡¡Hoy has comido chispitas, que estás tú muy chisposa!! Por cierto, yo ya me he apuntado a ese curso… ¡¡nos vemos allí!! 😉
Y tu???? Comiste chips ahoy???
Jajaha siempre me ganas, siempre por delante
😀 😀 Es que me enseñas el trapico rojo y yo salto como un mihura 😀 😀 ¡Provocadora!
Anda la leche, y que siempre tenga yo la culpa de los calores jajaja
😀 😀 Es que yo soy mu humana y siempre le echo la culpa al prójimo 😀 😀
A ti por ser tú como eres, te lo permito
Pues no sabes cómo te lo agradezco, porque mira que si ahora tuviera que cambiar de humana a, pongamos por caso, elefanta o petirrojo… ¡Vaya problema! 😀
Pájaro carpintero, martilleando pensamientos, con dulzura y con mucho tiento
🙂 ¡Qué imagen tan preciosa! De verdad hay ideas que nos martillean la cabeza, como queriendo salir de ahí dentro… Es bonito imaginar que es el pájaro de la imaginación el que nos llama 😉
Tú tenías el secreto desde el principio, tú mi pájaro carpintero, que me haces divagar en pensamientos, que me llevan a escribir miles de cuentos …
🙂 …tú, que tallas mi madera para convertirla en verso 😉
Que bueno alegrarse y sentir orgullo por encontrar gente que te ayude en el camino, los verdaderos lazos entre verdaderos amigos están hechos de acciones y de momentos. Decía un autor argentino (José Narosky) : «Al amigo no se le busca perfecto, se le busca amigo.» FELIZ MARTES DE CUENTO
🙂 Nadie es perfecto, pero un buen amigo siempre estará cerca para echarte una mano.
😉 Así mismo es
Me ha encantado volver a leer este cuento, un reencuentro con mi niñez.
Feliz martes a todos.
Los cuentos, a menudo, nos hacen viajar a nuestra infancia, ese lugar maravilloso que queda a la vuelta de la esquina de nuestra memoria. ¡Feliz martes, Toni! Gracias por no faltar a la cita 😉
Peculiar relación entre la fortuna y el infortunio. Cumplir con la palabra es siempre importante para que los buenos caminos se mantengan abiertos. Se puede cambiar de oficio, pero no hay que dejar de ser fiel a lo prometido. 🙂
Te doy toda la razón Carlos, aunque hoy en día, en general, la palabra dada vale bien poco, a no ser que se firme un documento y aun así cabe la posibilidad de hacer «Ctrl+z» en cualquier momento y desdecirse de lo dicho anteriormente.
En épocas pasadas la palabra ligaba con fuerza, tenía un significado y un sentido sagrado, de ahí las fórmulas mágicas, las oraciones, los nombres secretos… Es un tema que me apasiona y, hace un tiempo, escribí una entrada en la «Imaginopedia» sobre este tema
Moraleja: quejate de todo y la vida te sonreira jajajajajajaajajaja Que suerte tiene esa chica…
😀 😀 😀 😀 No te creas, que hay mucho quejica suelto y las cosas les van fatal.
Esa chica era una suertuda aunque también hay que reconocer que cumplió su promesa y se portó bien con las tres señoras raras. La que es mala remala es la madre de la criatura, a ella no la invitarían a la boda, espero.
A mí la madre no me cae tan mal. Hay que reconocerle que solo quería lo mejor para su hija: que aprendiera un oficio para ganarse la vida y ser independiente y no tener que estar a merced de la suegra y el marido, por muy de la realeza que sean 😀 😀 Tú imagina que no se hubieran dado las circunstancias que se dieron, ¿¡¡¡qué hace una chica sin saber hilar!!!? Yo jamás aprendí a hilar y tal vez, si lo hubiera hecho, ahora no estaría escribiendo en un blog los martes, sino inyectándome Botox en una clínica exclusiva y carísima 😀 😀 😀 😀
Bueno, si la rueca era entonces lo que ahora es estudiar, perdono a la madre.
😀 😀 😀 Me parece a mí que sería eso.
Algún hada buena necesitaríamos todos que nos ayudara en algún momento de nuestra vida. Preciosa adaptación, de nuevo he sido sonrisa leyendo un cuento.
Un fuerte abrazo.
🙂 ¡Estaría de maravilla! Y si no es una hada, un genio, un gnomo, una hechicera… ¡o un amigo! Feliz martes, Isabel. ¡Un beso grande, grande!
Buen cuento y buena moraleja, hay que ser inteligente
Además de ser inteligente, parece que también hay que ser agradecido. Si la chica no hubiera invitado a sus «primas», no se habría librado de hilar 😀 😀 😀
es verdad ni se hubiese casado con el príncipe
😉 no hay mal que por bien no venga 😀 😀
Una derivada: no desprecies a una mujer por fea que sea. Puede ayudarte en lo que menos te esperas.
😀 ¡Por el interés te quiero, Andrés! No se debe despreciar a nadie, porque «el hábito no hace al monje» y «la vida te da sorpresas» y lo que crees que no es que sí, y lo que crees que sí es que no. ¡¡Vaya mensaje críptico!! Pero tú eres un ratón listo, aunque no seas «colorao» y lo entiendes 😀 😀 😀
Vete haciéndote a la idea de que ahora soy un ratón ‘azulao’… con todo lo que eso implica.
😀 😀 😀 A ver si vas a necesitar oxígeno 😉
He dicho ‘azulao’, no cerúleo. Lo mismo tengo que hacer un cuento de azules para aclarar los matices… 😀
😀 da gracias que no he hecho el chiste malo y fácil 😉
¡Pues se salió con la suya y bien!…no hay derecho, jajaja. bssss
😀 😀 😀 A esta la vino dios a ver, porque pocas ganas tenía ella de hilar y mira tú por donde, el príncipe le soluciona el problema de un plumazo 😉
Pues si que le salió bien la jugada a la niña, jajaja.
¡No veas! a lo tonto a lo tonto, ahora es reina. A más de una le ha pasado eso 😀 😀
Ya te digo, jajaja
😀 😀 😀 😀 si es que hay ojos que se enamoran de legañas.
Esto nos enseña que no debemos avergonzarnos de cómo somos, y de que si eres un afortunado, da igual lo inútil que seas en la vida, los astros se conjuran para que te vaya bien en la vida, jejejeje. Besitos!!
😀 😀 😀 Dicen que algunos nacen con estrella y eso parece que es lo que le ocurrió a nuestra amiga 😉 ¡Un abrazo grande, Óscar!
Hay que ver las cosas que nos trae el destino!!,
Sin esperarlo, de pronto pasan cosas que cambian tu vida para bien o para mal 😉