
Ilustración: Alexei Pakhomov
Una madre compró ciruelas para darlas de postre a sus hijos. Las ciruelas estaban en un plato. Vania no había comido nunca ciruelas y no hacía más que olerlas. Le gustaron mucho. Y sintió deseos de probarlas. Todo el tiempo andaba rondando las ciruelas. Y, cuando se quedó solo en la habitación, no pudo contenerse, tomó una ciruela y se la comió. Antes del almuerzo, la madre contó las ciruelas y vio que faltaba una. Se lo dijo al padre.
Durante el almuerzo, el padre preguntó:
—Decidme, hijitos, ¿no se ha comido ninguno de vosotros una ciruela?
Todos dijeron:
—No.
Vania se puso rojo como la grana y dijo también:
—Yo no me la he comido.
Entonces, el padre dijo:
—Uno de vosotros se la ha comido, y eso no está bien. Pero no es lo peor. Lo peor es que las ciruelas tienen huesos, y si alguien no sabe comerlas y se traga uno, se muere al día, siguiente. Eso es lo que temo.
Vania se puso pálido y dijo:
—El hueso lo arrojé por la ventana.
Todos se echaron a reír, pero Vania estalló en sollozos.
FIN
I laughed, too. Little Vania was naughty, but he’s also a quick thinker. He reminds me a lot of myself…
Yo también me reí. La pequeña Vania era traviesa, pero él también es un rápido pensador. Él me recuerda mucho a mí mismo …
What a joy to read you, Mark!
In the story, innocence caused him to talk too much: D: D: D
Pobrecito… al final el miedo le pudo. Un tipo de mentirijilla que a tantos de nosotros nos habrán pillado cuando niños.
Me ha encantado.
La inocencia de la infancia provoca este tipo de tiernos deslices.
Feliz día, amiga.
Se pilla antes a un mentiroso… Padre listo donde los haya. Besitos
😀 Creo que al pobre chiquillo le sentó mal la ciruela 😉
¡Un gran abrazo, Óscar!
¡Pobrecillo!
Será verdad eso de que dos mentiras se saca una verdad.
Un beso.
😀 😀 😀 Pues seguro que sí a juzgar por el cuento.
Gracias por el el útimo cuento de agosto 🙂
De nada, Toni. Es un cuento corto, pero con mucho contenido 😉