
Ilustración: Lois van Baarle
Al morir, unos campesinos dejaron en herencia a sus tres hijas los ahorros de toda su vida para que los repartieran entre las tres como buenas hermanas, pero era tan poco lo que habían dejado, que las hermanas decidieron que solo una de ellas habría de quedarse con todo el dinero.
Enterraron las monedas y, para decidir quién sería la afortunada, acordaron que durante un año viajarían por el mundo. Al terminar el plazo, se reunirían de nuevo y el dinero sería para la hermana que contara la mentira más grande.
Todas de acuerdo, tomaron cada una un rumbo distinto.
Pasado el año, se reencontraron en el punto convenido, allí donde habían enterrado el dinero de la herencia. Se abrazaron con grandes muestras de afecto y la mayor tomó la palabra:
—Yo, hermanas, he trabajado un año entero como agricultora y os cuento que planté una mata de garbanzos que creció tan alto, tan alto, que llegó hasta el cielo.
—¡Qué mentira más grande! —corearon sus dos hermanas.
—Ahora te toca a ti —dijo la mayor a la mediana.
—Yo estuve todo el año trabajando en una hilandería. Un día, me puse a torcer un hilo tan largo, tan largo, que mientras yo sostenía un extremo, el otro llegó al cielo.
—¡Qué mentira más grande! —dijeron las otras dos hermanas.
—Ahora es tu turno —dijo la hermana mediana a la más pequeña.
Yo —dijo la menor rascándose una oreja —no trabajé en nada concreto y pasé bastante frío y mucha hambre. Tantas penurias pasé, que una noche no tenía ni un fósforo para encender una vela que me iluminara. ¿Qué hice? Divisé la luz de la luna allá en lo alto y decidí subir hasta ella y pedirle un poco de su fuego para encender la vela.
—¡Esa sí que es una gran mentira! ¿Por dónde subiste?
—¡Por el hilo que tú torciste!
—¿Y por dónde bajaste?
—¡Por el garbanzo que tú plantaste!
Las dos hermanas mayores no tuvieron más remedio que aceptar su derrota. Desenterraron el dinero y se lo entregaron, riendo, a la más pequeña.
FIN
Si hicieran un concurso de mentiras en el Congreso, tendrían luego que votarlas y ya sabes qué es lo que pasa últimamente. 🙂
Besitos
En Isla Imaginada no andamos muy al tanto de los problemas de los humanos 😉 En nuestro mundo paralelo las cosas funcionan de otro modo.
Un abrazo, ratón.
Feliz semana lectora.
Los pequeños siempre vienen resabiados… Yo soy el mayor y mi hermano me da mil vueltas. Besitos martes
Es normal, porque los pequeños tienen grandes maestros en los hermanos mayores. Será por eso que siempre son considerados los héroes de los hermanos pequeños, porque aprenden mucho de su ejemplo. Feliz lectura, Óscar.
Me encanta que gane la menor, soy la menor de dos hermanas y si bien despues mama tuvo otro hijo , es varon, asi que igual sigo siendo la menor de las hermanas, nada mentirosa pero bien listilla!
Un abrazo Martes
Perdon si hay errores, aunque sea la menor , sigo siendo mayor…de edad y miope
😀 😀 😀 Bien lista que eres, de verdad que sí, a pesar de ser miope y cometer errores, tus comentarios siempre son un soplo de aire fresco en Isla Imaginada, ¡nos encanta tenerte bien cerca, querida Edda! Feliz semana lectora.
Si hiciéramos concurso de mentiras habría muchos candidatos a ganar. Feliz semana cuenteros!!!
Las mentiras tienen dos caras: las divertidas, que son las creadas por la imaginación (cuentos, canciones, poemas…) y las perversas, las que nos cuentan para engañarnos y sacar un beneficio. De las primeras, nunca habrá bastantes en el mundo; de las segundas, sobran todas.
Un gran abrazo y a seguir creando y leyendo mentiras de las buenas 😉
La más pequeña fue la más lista de las mentirosas 🙂
Gracias y feliz martes 🙂
Las pequeñas suelen ser las más espabiladas, no en vano aprenden del ejemplo de las mayores 😉
Un abrazo y feliz semana lectora.
Ahora entiendo porqué eres tan listilla jeje
😀 😀 😀 😀 Todo tiene su explicación.
¡Felices lecturas!