Saber que vendrías,
tejer entre ensueños
tu nombre y sonrisa:
así fue el comienzo.
Frágil y pequeño
como un pajarito,
temblando en silencio
llegaste a mi nido.
¡Qué dulce fue darte
por casa mi cuerpo,
con mimo abrigarte
y ser tu alimento!
Te amé desde antes,
y hoy, ya bienvenido,
mi amor es más grande
pues crece contigo.
Otros han de amarte
por dones que tienes;
mas yo, sin cansarme,
te amo porque eres.
Aunque todo cambie,
mi amor será el mismo:
yo seré tu madre,
tú serás mi niño.
Poesía: Elena Ianantuoni
Ilustración: PascalCampion
Nos encanta que nos cuentes