En el hospital entré
y una letra me encontré.
Tendida en una camilla
agonizaba amarilla.
«¿Qué te ocurre?», pregunté.
«Que me ha pegado una «T»»
La historia me interesó:
«Cuéntame, pequeña «O»».
Hablando con voz muy queda,
Me relató su odisea:
«Estaba yo en un poema,
entre un «sol» y un «teorema»,
y una «t» que pululaba
en una estrofa cercana
haciendo gazmoñerías
a unas “zetas”, sus vecinas,
me espetó con voz ufana
que las “oes” somos vanas.
Con tamaña grosería
me sacó de mis casillas,
y con sorna contesté:
¡Quién habló, señora «T»!
Con «tonterías» comienza,
«¿titubea?», «¿tiembla?».
Es «temeraria» y «taimada».
¡Su sola vista me «aterra»!
Y encima luce «tupé».
Su look está demodé.
Se puso como una fiera y,
sin mediar ni una coma,
¡me pateó!, la traidora.
Al ver que mi redondez
era inmune a su saña,
se sintió tan despechada,
que contra mi frente
arremetió de repente
y me arreó otra patada.
Entonces, amigo mío,
no pude decir ni pío
porque quedé sin sentido.
Sobre el punto de una «i»
me trajeron hasta aquí.
Tiene una voz tan chillona,
que llegamos sin demora
y en la sala de ahí afuera
me socorrió una enfermera,
que se quedó anonadada
cuando vio lo mal que estaba
y hace un rato me avisó
que, ahora, más que de «O»
de «U» ejerceré yo.
Poema: Martes de cuento
Ilustración: Gemma Aguasca Solé
Unas letras se han pegado
y así nos lo has contado,
un encanto de poesía,
divertida y original,
para una tarde de verano,
¡Es un buen plan!
¡¡¡Saludos!!!
😀 😀 😀
Parece que tú no te quedas atrás a la hora de rimar, Juani. A ver si te decides y nos haces un cuento-poema.
¡Un abrazo muy grande!