Ser mítico, originario de la India, cuya principal característica es su único cuerno.

Ilustración: AVindas
En época medieval, Europa estaba poblada de seres fantásticos de todo tipo y uno de ellos era el unicornio, proveniente de la mitología clásica.
Las primeras versiones del mito llegan de la mano de Ctesias, médico e historiador griego, que en sus expediciones a la India dijo haber encontrado un animal silvestre con apariencia de caballo blanco, pero con la cabeza púrpura, ojos azules y un cuerno negro en medio de la cabeza. Aunque también hay quien lo describe con cabeza y cuerpo de caballo, patas de antílope, cola de caballo o león y barba de chivo.
No obstante, en el medievo, se lo representó, en general, como un caballo completamente blanco y con un cuerno en espiral sobre la frente.

Bartholomeus Anglicus, Livre des propriétés des choses, traducción francesa de Jean Corbichon (1401-1500), BNF, Manuscrito, folio 327r

Chants royaux en l’honneur de la Vierge au Puy d’Amiens, (1501-1600), BNF, Manuscrito, folio 28v

Pétrarque, Les Triomphes, traducido por Symon Bourgouyn (1501-1600), BNF, Manuscrito, Folio 29v
El cuerno era para el unicornio un arma de defensa, ya que se trataba de un animal furibundo, agresivo y extremadamente rápido, que luchaba con cualquiera que alterara su soledad.
Se decía, además, que el cuerno poseía propiedades mágicas, ya que se consideraba a este animal absolutamente puro. Quien conseguía un cuerno y bebía en él, quedaba instantáneamente protegido de la muerte por envenenamiento y también se libraba de sufrir epilepsia.
Los nobles pagaban cifras astronómicas por poseer uno de ellos, pero a falta de cuerno de unicornio, la gente empezó a utilizar colmillos de narval para el mismo fin.
En las leyendas se describía al unicornio como un ser solitario, que vagaba por sus territorios defendiéndolos con fiereza y que únicamente se unía a otros unicornios cuando debía aparearse. Al nacer las crías, permanecían junto a sus madres hasta que les crecía el cuerno por completo. En ese momento, se independizaban y buscaban un lugar propio en el que vivir, el cual protegían con ahínco de los intrusos.

Histoire de la nature, chasse, vertus, propriétez et usage de la lycorne, Laurens Catelan (1624), BNF
Solo permitían la entrada en sus dominios a las jóvenes vírgenes, a las que se abandonaba para dar caza a estos animales. El animal se sentía atraído por la pureza, reposaba su cabeza sobre la falda de la muchacha y se quedaba dormido, momento en el que los cazadores aprovechaban para atraparlo.

Bestiario de Rochester (siglo XIII), folio 10v, British Library
Mitología románica.